Basílica de Nuestra Señora del Carmen Coronada – Al servicio de la Iglesia, la fe y la cultura – Jerez de la Frontera

Lectio Divina: Marcos 2,23-28

Tiempo ordinario

1) Oración inicial

Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la oración de tu pueblo, y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por nuestro Señor. Amen.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Marcos 2,23-28
Y sucedió que un sábado cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. Decíanle los fariseos: «Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?» Él les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?» Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado.»

3) Reflexión

 La ley existe para el bien de las personas. En el día de sábado, los discípulos pasan por las plantaciones y se abren camino arrancando espigas. En Mateo 12,1 se dice que tenían hambre. Invocando la Biblia, los fariseos critican la actitud de los discípulos. Sería una trasgresión de la ley del Sábado (cf. Ex 20,8-11). Jesús responde invocando la misma Biblia para mostrar que los argumentos de los demás no tienen fundamento. Recuerda que el mismo David hizo algo prohibido, ya que sacó los panes consagrados del templo y los dio de comer a los soldados que tenían hambre (1 Sam 21,2-7). Y Jesús termina con dos frases importantes: (a) El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado (b) ¡El Hijo del Hombre es dueño del sábado!
• El sábado es para el ser humano, y no el ser humano para el sábado. Durante más de quinientos años, desde el tiempo del cautiverio en Babilonia hasta la época de Jesús, los judíos habían observado la ley del sábado. Esta observancia secular se volvió para ellos en una fuerte señal de identidad. El sábado era rigurosamente observado. En la época de los Macabeos, hacia la mitad del siglo II antes de Cristo, esta rígida observancia llegó a un punto crítico. Atacados por los griegos en día de sábado, los rebeldes Macabeos preferían dejarse matar y no transgredir el sábado usando las armas para defender su vida. Por esto, murieron mil personas (1Mac 2,32-38). Reflexionando sobre esta masacre, los líderes macabeos concluyeron que debían resistir y defender su vida, aunque fuera sábado (1Mac 2,39-41). Jesús tuvo la misma actitud: relativizar la ley del sábado a favor de la vida, pues la ley existe para el bien de la vida humana, y no ¡el contrario!
• ¡El Hijo del Hombre es dueño del sábado! La nueva experiencia de Dios como Padre/Madre hace que Jesús, el Hijo del Hombre, diera una llave para descubrir la intención de Dios que está en el origen de las leyes del Antiguo Testamento. Por esto, el Hijo del Hombre, es dueño hasta del Sábado. Al convivir con el pueblo de Galilea, durante treinta años y sintiendo en su piel la opresión y la exclusión a que tantos hermanos y hermanas estaban condenados en nombre de la Ley de Dios, Jesús percibió que esto no podía ser el sentido de aquellas leyes. Si Dios es el Padre, entonces acoge a todos como hijos e hijas. Si Dios es Padre, entonces tenemos que ser hermanos y hermanas unos de otros. Fue lo que Jesús vivió y rezó, desde el comienzo hasta el fin. La Ley del Sábado debe estar al servicio de la vida y de la fraternidad. Fue por su fidelidad a este mensaje que Jesús fue preso y condenado a muerte. El incomodó el sistema, y el sistema se defendió, usando la fuerza contra Jesús, pues El quería la ley al servicio de la vida, y no lo contrario.
• Jesús y la Biblia. Los fariseos criticaban a Jesús en nombre de la Biblia. Jesús responde y critica a los fariseos usando la Biblia. El conocía la Biblia de memoria. En aquel tiempo, no había Biblias impresas como tenemos hoy en día. En cada comunidad había sólo una Biblia, escrita a mano, que quedaba en la sinagoga. Si Jesús conocía tan bien la Biblia, era señal de que, durante aquellos 30 años de su vida en Nazaret, había participado intensamente en la vida de la comunidad, donde el sábado se leían las Escrituras. ¡Nos falta mucho para que tengamos la misma familiaridad con la Biblia y la misma participación en la comunidad!

4) Para la reflexión personal

• El sábado es para el ser humano, y no viceversa. ¿Cuáles son los puntos de mi vida que he de cambiar?
• Aún sin tener la Biblia en casa, Jesús la conocía de memoria. ¿Y yo?

5) Oración final

Doy gracias a Yahvé de todo corazón,
en la reunión de los justos y en la comunidad.
Grandes son las obras de Yahvé,
meditadas por todos que las aman. (Sal 111,1-2)

Fuente: Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (https://ocarm.org/es/)