La hermandad del Cristo de la Viga concede el reconocimiento de cofrade ejemplar 2018 a D. Carlos Otero González -Jerez de la Frontera, 03/08/2018
Con esta cita anual que la realidad cofrade de Jerez de la Frontera celebra en la Catedral durante el mes de Agosto, se marca el final de un curso y se prepara el inicio de lo que será un nuevo y apasionante año pastoral cofrade. Este acto ha comenzado escuchando el magnífico pregón que D. Antonio Montero Suárez ha realizado en su exaltación del Cristo de la Viga, una exhortación de fe y de amor a Jesucristo, llena de poesía y de Evangelio.
Una de las características de este encuentro es el reconocimiento que se otorga cada año a un cofrade ejemplar. Se valora su trayectoria, su entrega y el servicio prestado, a lo largo de los años, al mundo cofrade jerezano.
En nombre de mi comunidad, agradecemos que hayáis designado a nuestro hermano y amigo D. Carlos Otero González como Cofrade Ejemplar del año 2018. Es un honor que merece sobradamente por haber sabido estar siempre al servicio de todos. Igualmente damos las gracias a su familia por haber pensado en nosotros los Carmelitas para su presentación.
Es probable que él no quiera aceptar del todo lo que voy a decir, pero D. Carlos Otero ha sido un auténtico pintor de la Virgen; un artista que no utilizó pinceles sino alfileres y un derroche enorme de sensibilidad y amor a la Madre del Dios. A cada imagen supo respetarla e impregnarla de amor, para que el fiel cristiano, al encontrarse con Ella, descubriera la ternura y protección que María ofrece a todo el que acude a su presencia buscando ayuda y consuelo. Cada alfiler era una pincelada que resaltaba la belleza de la Madre del Salvador; alfileres que, puestos con paciencia, tesón y delicadeza, terminaban diseñando una obra de arte que acercaba el Misterio de María al Pueblo de Dios.
No sé si era el mejor vestidor, pero como buen camarlengo se entregaba al servicio de la Virgen dando lo mejor de sí mismo, sin escatimar tiempo ni esfuerzo, haciendo del arte de vestir una imagen toda una liturgia de santidad al servicio de la fe y la devoción popular a la Virgen Santísima.
Desde aquí, queremos manifestar a todos que nuestro querido D. Carlos ha sabido vivir siempre al amparo de Nuestra Madre Santísima. Y lo hizo con la lucha propia de quien ama la vida y desea vivir, de quien tiene dentro de sí el fuego del Espíritu y no puede otra cosa que compartirla con los que se encuentra en el camino. Dos amores han llenado a rebosar su vida: la Virgen María, llamándose de la Misericordia, de la Candelaria, de la Esperanza, del Dulce Nombre, del Rosario, de la Merced o del Carmen, y su familia a la que se consagró en cuerpo y alma.
En la historia reciente del Carmelo de Jerez, D. Carlos ha sabido escribir con letras de oro paginas de generosidad y entrega desinteresada. Han sido veinte años viviendo y sirviendo como auténtico fraile carmelita; siempre se le ha considerado uno más entre nosotros. El Carmen le ha dolido como si fuera suyo, lo ha defendido y ha luchado por él a veces más que los propios frailes. Le ha tocado vivir también entre nosotros sufrimientos e incomprensiones, por los que le pido perdón, pero por los que nunca rompió su amor sincero por el Carmelo y por su Reina.
La trayectoria de D. Carlos Otero ha sido y, quiera Dios que lo sea para todos los que forman parte del mundo cofrade, un ejemplo a seguir por su vida de entrega a la Virgen Santísima y su sencillez personal. En D. Carlos podemos ver realizado lo que puede alcanzar en la Iglesia un creyente que se ofrece a Dios de la mano de su Madre.
A lo largo de sus 92 años de vida D. Carlos ha aprendido a orar y a sufrir, ha sabido acoger las gracias que de María ha recibido y los golpes que el camino le ha ido presentando, sin huir de ellos, sino haciéndoles frente, merced a la sublime intercesora que siempre le ha protegido. En esta etapa de su historia las limitaciones y la enfermedad han sido un medio utilizado por Dios para convertir a nuestro venerado D. Carlos en un verdadero carmelita que, a la sombra de la Basílica del Carmen, vive como eremita del Carmelo, abierto a la voluntad de Dios y arropado por el manto de la que es Madre de todos y por el amor incondicional de su familia.
Nuestro Hermano nunca hizo separación entre lo espiritual y lo humano. Siendo humano fue sumamente espiritual; siendo espiritual fue profundamente humano en su manera de actuar y en su manera de vivir la fe cristiana.
Agradezco a la hermandad del Cristo de la Viga este merecido reconocimiento a D. Carlos Otero González y confío que el mismo sirva de incentivo a las nuevas generaciones de jóvenes cofrades para que aprendan a vivir con coherencia y armonía la fe cristiana y la vida cofrade, de manera que no haya división entre Fe y vida, sino que, como nos enseña nuestro hermano Carlos, haya una unidad para el bien de la Iglesia, a la que tanto ama nuestro homenajeado.
Termino dando gracias a Nuestro Señor Jesucristo y a Nuestra Santísima Madre por el regalo que han hecho en la persona de D. Carlos Otero a la Iglesia de Jerez. Que Dios te bendiga siempre.
P. Alejandro Peñalta Mohedano, O.Carm.