Tiempo de Pascua
Oración inicial
Señor Dios, que por medio del bautismo haces crecer a tu Iglesia, dándole siempre nuevos hijos, concede a cuantos han renacido en la fuente bautismal vivir siempre de acuerdo con la fe que profesaron. Por nuestro Señor.
Lectura
Del Evangelio según Mateo 28, 8-15
Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Salve!» Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.» Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: «Decid: ‘Sus discípulos vinieron de noche y lo robaron mientras nosotros dormíamos.’ Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones.» Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.
Reflexión
¡Pascua! El evangelio de hoy describe la experiencia de resurrección de las discípulas de Jesús. Al comienzo de su evangelio, al presentar a Jesús, Mateo había dicho que Jesús es el Emmanuel, Dios con nosotros (Mt 1, 23). Ahora, al final, él comunica y amplía la misma certeza de fe, pues proclama que Jesús resucitó (Mt 28, 6) y que estará siempre con nosotros, ¡hasta el final de los tiempos! (Mt 28, 20). En las contradicciones de la vida, esta verdad es muchas veces contestada. No faltan las oposiciones. Los enemigos, los jefes de los judíos, se defienden contra la Buena Nueva de la resurrección y mandan decir que el cuerpo fue robado por los discípulos (Mt 28, 11-13). Todo esto acontece hoy. Por un lado, el esfuerzo de tanta buena gente para vivir y testimoniar la resurrección. Por otro, tanta gente mala, que combate la resurrección y la vida.
En el evangelio de Mateo, la verdad de la resurrección de Jesús se cuenta a través de un lenguaje simbólico, que revela el sentido escondido de los acontecimientos. Mateo habla de un temblor de tierra, de relámpagos y ángeles que anuncian la victoria de Jesús sobre la muerte (Mt 28, 2-4). Es el lenguaje apocalíptico, ¡muy común en aquella época, para anunciar que, finalmente, el mundo fue transformado por el poder de Dios! Se realizó la esperanza de los pobres que reafirmaron su fe: “¡El está vivo, en medio de nosotros!”
El significado del testimonio de las mujeres. La presencia de las mujeres en la muerte, en el entierro y en la resurrección de Jesús es significativa. Testimoniaron la muerte de Jesús. (Mt 27, 54-56). En el momento del entierro, se quedaron sentadas ante el sepulcro y por tanto pudieron decir cuál era el lugar donde fue colocado el cuerpo de Jesús (Mt 27, 61). Ahora, el domingo de madrugada, están de nuevo allí. Saben que aquel sepulcro vacío ¡es realmente el sepulcro de Jesús! La profunda experiencia de la muerte y de la resurrección que hicieron les transforma la vida. Ellas mismas resucitarán y se volverán testigos cualificados en las comunidades cristianas. Por esto, reciben la orden de anunciar: «¡Jesús está vivo!»
¡Resucitó!»
Para la reflexión personal
Oración final
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. (Sal 15)
Fuente: Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (https://ocarm.org/es/)