Tiempo Ordinario
Oración inicial
Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos preceda y acompañe, de manera que estemos dispuestos a obrar siempre el bien. Por nuestro Señor.
Lectura del santo Evangelio según Lucas 11,27-28
Estaba él diciendo estas cosas cuando alzó la voz una mujer de entre la gente y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan.»
Reflexión
María nos enseña cómo acoger la Palabra de Dios, cómo encarnarla, vivirla, profundizarla, rumiarla, hacerla nacer y crecer, dejarnos plasmar por ella, aún cuando no la entendemos o cuando nos hace sufrir. Es ésta la visión que subyace detrás del Evangelio de la Infancia (Lc 1 e 2). La llave para entender estos dos capítulos nos es dada en el evangelio de hoy: “Dichosos, más bien, los que oyen la palabra de Dios y la guardan”. Veamos cómo en estos capítulos María se relaciona con la Palabra de Dios.
a) Lucas 1,26-38: La Anunciación: «¡Hágase en mí según tu palabra!»
Saber abrirse, para que la Palabra de Dios sea acogida y se encarne.
b) Lucas 1,39-45: La Visitación: «¡Dichosa aquella que creyó! «
Saber reconocer la Palabra de Dios en una visita y en tantos otros hechos de la vida.
c) Lucas 1,46-56: El Magnificat: “¡El Señor hizo en mí maravillas!” Reconocer la Palabra en la historia de la gente y producir un canto de resistencia y de esperanza.
d) Lucas 2,1-20: El nacimiento: “Ella meditaba todas estas cosas en su corazón.»
No había sitio para ellos. Los marginados acogen la Palabra.
e) Lucas 2,21-32: La presentación: «¡Mis ojos vieron tu salvación!»
Los muchos años de vida purifican los ojos.
f) Lucas 2,33-38: Simeón y Ana: «Una espada atravesará su alma»
Acoger y encarnar la palabra en la vida, ser señal de contradicción.
g) Lucas 2,39-52: A los doce años en el Templo: «Entonces, ¿no sabían que tengo que estar con el Padre?»
Ellos no comprendieron las Palabras que les fueron dichas!
h) Lucas 11,27-28: El elogio de la madre: «Dichoso el vientre que te llevó!»
Dichoso aquel que escucha y pone en práctica la Palabra.
Para la reflexión personal
Oración final
¡Cantadle, tañed para él,
recitad todas sus maravillas;
gloriaos en su santo nombre,
se alegren los que buscan a Yahvé! (Sal 105,2-3)
Fuente: Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (https://ocarm.org/es/)