Basílica de Nuestra Señora del Carmen Coronada – Al servicio de la Iglesia, la fe y la cultura – Jerez de la Frontera

Viernes, 11 de febrero de 2022

Tiempo ordinario

Oración inicial

Vela, Señor, con amor continuo sobre tu familia; protégela y defiéndela siempre, ya que sólo en ti ha puesto su esperanza. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según Marcos 7,31-37

Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: «Effatá», que quiere decir: «¡Ábrete!» Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. Y se maravillaban sobremanera y decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»

Reflexión

En el evangelio de hoy, Jesús cura a un sordo que tartamudeaba. Este episodio es poco conocido. En el episodio de la mujer cananea, Jesús supera las fronteras del territorio nacional y acoge a una mujer extranjera que no era del pueblo y con quien estaba prohibido conversar. Esa misma apertura sigue en el evangelio de hoy.

• Marcos 7,31. La región de la Decápolis. “Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis” Decápolis significa, literalmente, Diez Ciudades. Era una región de diez ciudades al sureste de Galilea, cuya población era pagana.
• Marcos 7,31-35. Abrir los oídos y soltar la lengua. Un sordo y tartamudo es llevado ante Jesús. La manera de curarle es diferente. La gente quería que Jesús apenas impusiera las manos sobre él. Pero Jesús va mucho más allá de lo que le piden. Lleva al hombre ante la multitud, coloca los dedos en los oídos y con la saliva le toca la lengua, mira hacia el cielo, da un gemido y dice: “Éffata!”, esto es, “¡Ábrete!” En ese mismo instante, los oídos del sordo se abrieron y el hombre empezó a hablar correctamente. ¡Jesús quiere que la gente abra el oído y suelte la lengua!
• Marcos 7,36-37: Jesús no quiere publicidad. “Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. Y se maravillaban sobremanera y decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos”. El le prohíbe hablar de su curación, pero no lo consigue. Aquel que tiene experiencia de Jesús, lo cuenta a los demás, ¡quiera o no quiera! Las personas que han asistido a la curación empiezan a proclamar lo que han visto y resumen así la Buena Nueva: «Todo lo hace bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos». Esta afirmación de la gente hace recordar la creación, en la que se dice: “Dios vio que todo era muy bueno.” (Gen 1,31). Y evoca la profecía de Isaías, donde se dice que en el futuro los sordos oirán y los mudos hablarán (Is 29,28; 35,5. cf. Mt 11,5).
• La recomendación de no contar nada a nadie. A veces, se exagera la atención que el Evangelio de Marcos atribuye a la prohibición de divulgar la curación, como si Jesús tuviera un secreto que hay que conservar. La mayoría de las veces que Jesús hace un milagro, no pide el silencio. Y una vez hasta pide publicidad (Mc 5,19). Algunas veces, sin embargo, da orden de no divulgar la curación (Mc 1,44; 5,43; 7,36; 8,26), pero ellos obtienen el resultado contrario. Cuanto más prohíbe, tanto más la Buena Nueva se difunde (Mc 1,28.45; 3,7-8; 7,36-37). ¡Prohibir, no sirve de nada! ¡Pues la fuerza interna de la Buena Nueva es tan grande que se divulga por si misma!
• Apertura creciente en el evangelio de Marcos. A lo largo de las páginas del evangelio de Marcos hay una apertura creciente hacia los demás pueblos. Así, Marcos lleva a los lectores y a las lectoras a abrirse a la realidad del mundo alrededor y a superar ideas preconcebidas que impiden la convivencia pacífica entre la gente. En su paso por la Decápolis, la región pagana, Jesús atiende la súplica de la gente del lugar y cura al sordo tartamudo. No tiene miedo de contaminarse con la impureza de un pagano, pues lo cura tocándole los oídos y la lengua. Las autoridades de los judíos y los discípulos tienen dificultad en escuchar y entender, sin embargo un pagano era sordo y tartamudo consigue hablar y oír gracias a Jesús que le toca. Recuerda el cántico de Isaías: “El Señor Yahvé me ha abierto el oído y no me resistí” (Is 50,4-5). Al expulsar a los vendedores del templo, Jesús critica el comercio injusto y afirma que el templo tiene que ser casa de oración para todos los pueblos (Mc 11,17). En la parábola de los viñadores homicidas, Marcos hace alusión a que el mensaje se sacará del pueblo elegido, los judíos, y se dará a los demás, a los paganos (Mc 12,1-12). Después de la muerte de Jesús, Marcos presenta la profesión de fe de un pagano a los pies de la cruz. Al citar al centurión romano y su reconocimiento de Jesús como Hijo de Dios, está diciendo que el pagano es más fiel que los discípulos y más fiel que los judíos (Mc 15,39). La apertura hacia los paganos aparece de forma muy clara en la orden final que Jesús da a los discípulos, después de la resurrección: “Id por todo o mundo, proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15).

Para la reflexión personal

• Jesús fue muy abierto hacia las personas de otra raza, de otra religión y de otras costumbres. Los cristianos, hoy, ¿tenemos esta misma abertura? ¿Yo soy abierto?
• Definición de la Buena Nueva: “¡Jesús hace todas las cosas bien!” ¿Soy Buena Nueva para los otros?

Oración final

¡Cantad a Yahvé un nuevo canto,
canta a Yahvé, tierra entera,
cantad a Yahvé, bendecid su nombre!
Anunciad su salvación día a día. (Sal 96,1-2)

Fuente: Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (https://ocarm.org/es/)