VII Domingo de Pascua
Ascensión del Señor, solemnidad
“¡Id por todo el mundo llevando la Buena Noticia!” ¡Él está vivo entre nosotros!
Marcos 16,9-20
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz , que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección. Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a) Una clave de lectura:
La liturgia de esta fiesta de la Ascensión nos pone delante una escena en la que Jesús se aparece a los discípulos y les confiere la misión de ir por el mundo entero, para anunciar la Buena Noticia. El texto del Evangelio de Marcos (Mc 16, 9-20) es la parte final del apéndice. Durante la lectura del texto pongamos atención en este punto: “¿A quiénes se aparece Jesús, cuáles son los diversos aspectos de la misión y cuáles los signos de su presencia en la comunidad?”
b) Una división del texto para ayudar en la lectura:
c) El texto:
⁹Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. ¹⁰Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. ¹¹Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. ¹²Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. ¹³Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. ¹⁴Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. ¹⁵Y les dijo: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. ¹⁶El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. ¹⁷Estos son los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, ¹⁸agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.” ¹⁹Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. ²⁰Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con los signos que la acompañaban.
3. Un momento de silencio orante
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la meditación y en la oración.
a) ¿Cuál es el punto de este texto que os ha gustado más y que ha llamado vuestra atención? ¿Por qué?
b) ¿Quiénes son las personas a las que Jesús se aparece y cómo reaccionan?
c) En el texto que hemos leído ¿quién tiene más dificultades para creer en la resurrección?
d) San Pablo dice: “Con Jesús Dios también nos ha resucitado y nos ha sentado en los cielos ” (Ef 2,6). ¿De qué modo esta afirmación nos ayuda a comprender mejor el significado de la Ascensión?
e) ¿Cuáles son los signos de la presencia de Jesús en las comunidades? ¿Cuál es el significado de cada signo?
f) ¿Cuáles son, hoy, los signos que convencen mejor a las personas de la presencia de Jesús en medio de nosotros?
5. Una clave de lectura
para profundizar en el tema.
i) El contexto:
El apéndice del evangelio de Marcos ofrece una lista de apariciones de Jesús (Mc 16, 9-20). Hay otras listas, pero no siempre coinciden. La lista conservada por Pablo en la carta a los Corintios es muy diferente (1Cor 15,3-8). Esta variedad muestra que, al principio, los cristianos no se preocupaban de describir o probar la resurrección. Para ellos la fe en la resurrección era de tal manera vívida y evidente, que no había necesidad de dar alguna prueba. Las mismas comunidades, existiendo y resistiendo en medio de tantas contrariedades y persecuciones del Imperio romano, eran una prueba viva de la verdad de la resurrección.
ii) Comentario del texto:
a) Marcos 16,9-11: Jesús se aparece a María Magdalena, pero los otros discípulos no la creyeron. Jesús se aparece primero de todo a María Magdalena y ella va y lo anuncia a los otros. Para venir al mundo Dios quiere depender del sí de María de Nazareth (Lc 1,38). Para ser reconocido como el Viviente en medio de nosotros, quiere depender del anuncio de María Magdalena que había sido liberada de siete demonios. Marcos dice que Jesús se apareció ante todo a María Magdalena. En esto está de acuerdo con los otros tres evangelistas. (cfr Mt 28, 9-10; Jn 20,16; Lc 24, 9-11). Pero en la lista de las apariciones transmitida por la Carta a los Corintios (1Cor 15, 3-8), no existen apariciones a mujeres. Los primeros cristianos tuvieron dificultad en creer los testimonios de las mujeres.
b) Marcos 16, 12-13: Jesús aparece a dos discípulos Esta narración de la aparición a los dos discípulos que iban de camino y se dirigían al campo es una probable alusión al episodio de la aparición de Jesús a los discípulos de Emaús, que al regreso, compartieron su experiencia de la resurrección con los Once y sus compañeros” (Lc 24, 33-34). Sólo que en Marcos, diversamente de lo que afirma Lucas, los otros no creyeron al testimonio de los dos.
c) Marcos 16,14: Jesús reprende la incredulidad de los Once Aparece finalmente a los once discípulos reunidos a la mesa y les reprende su incredulidad por cuanto no habían creído a las personas que lo habían visto resucitado. Por tercera vez, Marcos se refiere a la resistencia de los discípulos a creer en el testimonio de aquéllos o aquéllas que han experimentado la resurrección de Jesús. ¿Cuál puede ser el motivo de esta insistencia de Marcos al mencionar la incredulidad de los discípulos? Probablemente para enseñar dos cosas. Primero, que la fe en Jesús resucitado pasa por la fe en las personas que dan testimonio de ello. Segundo, que ninguno debe perder el ánimo, cuando la duda o la perplejidad nacen en el corazón. ¡Incluso los Once tuvieron dudas!
d) Marcos 16, 15-18: Los signos que acompañan el anuncio de la Buena Noticia En seguida Jesús confiere la misión de anunciar la Buena Noticia a todas las criaturas. La exigencia que Él pone para quien quiere ser salvo es ésta: creer y ser bautizado. A los que tienen el valor de creer en la Buena Noticia y se hacen bautizar, Él promete estos signos:
(1) expulsarán los demonios,
(2) hablarán nuevas lenguas,
(3) tomarán en las manos las serpientes,
(4) beberán cualquier ponzoña y no les dañará,
(5) impondrán las manos a los enfermos y éstos curarán.
Estos signos se dan aún hoy:
e) Marcos 16, 19-20: A través de la comunidad Jesús continúa su misión Aquel Jesús que allá en la Palestina acogía a los pobres, revelándoles el amor del Padre, ahora es el mismo Jesús que continúa presente entre nosotros, en nuestras comunidades. A través de nosotros, Él continúa su misión de revelar la Buena Noticia del amor de Dios a los pobres. Hasta hoy, la resurrección se continúa. Ningún poder de este mundo es capaz de neutralizar la fuerza que promana de la fe en la resurrección (Rom 8, 35-39). Una comunidad que quiere ser signo de la resurrección debe ser signo de vida, debe luchar contra las fuerzas de muerte, para que el mundo sea un lugar favorable a la vida, debe creer que otro mundo es posible. Sobre todo en aquellos lugares donde la vida del pueblo está en peligro por causa del sistema de muerte allí impuesto, las comunidades deben ser una prueba viva de la esperanza que vence al mundo, ¡sin temor a ser felices!
iii) Ampliando informaciones sobre el Evangelio de Marcos
Las sorpresas de Dios: Desde el principio del Evangelio de Marcos la exigencia era ésta: “¡El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca! Convertíos y creed en el evangelio”. Esta exigencia inicial de conversión y de fe indica la puerta, a través de la cual tenemos acceso a Jesús y a la Buena Noticia de Dios que Él nos trae. No hay otra entrada. La fe exige creer en Jesús, en su Palabra, aceptarlo sin imponer condiciones. Estamos invitados a no encerrarnos en ningún nombre o título, doctrina o costumbre, y mantened siempre abiertos los ojos a las sorpresas de Dios, que piden una conversión constante. Los nombres y títulos, las doctrinas y costumbres, las devociones y plegarias, son como la tarjeta que llevamos sobre el pecho para la identificación. La tarjeta es importante, porque nos ayuda y orienta cuando queremos encontrar a una persona que buscamos. Pero cuando se encuentra, no se mira ya a la tarjeta, ¡sino el rostro! La persona que buscamos, cuando luego la encontramos , casi siempre es diferente de la idea que nos habíamos hecho de ella. ¡El encuentro siempre reserva estas sorpresas! Sobre todo el encuentro con Dios en Jesús. A lo largo del evangelio de Marcos las sorpresas de Dios son muchas, y vienen de donde menos se esperan:
Resumiendo: Los doce discípulos, llamados de modo particular por Jesús (Mc 3, 13-19) y por Él enviados a la misión (Mc 6,7-13), fallan. Pedro renegó (Mc 14, 66-72), Judas lo traicionó (Mc 14, 44-45) y todos huyeron (Mc 14,50). Pero precisamente en el fallo aparece la fuerza de la fe de los otros que no hacían parte del grupo de los doce elegidos. La comunidad, la Iglesia, debe tener una conciencia bien clara que ella no es la propietaria de Jesús y ni siquiera posee todos los criterios de la acción de Dios entre nosotros. Jesús no es nuestro, pero nosotros, la comunidad, la Iglesia, somos de Jesús, y Jesús de Dios. (1Cor 3,23) ¡La más grande de todas las sorpresas es la resurrección!
6. Salmo 27 (26)
El valor que nace de la fe
Yahvé es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? Yahvé, el refugio de mi vida, ¿ante quién temblaré? Cuando me asaltan los malhechores ávidos de mi carne, ellos, adversarios y enemigos, tropiezan y sucumben. Aunque acampe un ejército contra mí, mi corazón no teme; aunque estalle una guerra contra mí, sigo confiando. Una cosa pido a Yahvé, es lo que ando buscando: morar en la Casa de Yahvé todos los días de mi vida, admirar la belleza de Yahvé contemplando su templo. Me dará cobijo en su cabaña el día de la desgracia; me ocultará en lo oculto de su tienda, me encumbrará en una roca. Entonces levantará mi cabeza ante el enemigo que me hostiga; y yo ofreceré en su tienda sacrificios de victoria. Cantaré, tocaré para Yahvé. Escucha, Yahvé, el clamor de mi voz, ¡ten piedad de mí, respóndeme! Digo para mis adentros: “Busca su rostro”. Sí, Yahvé, tu rostro busco: no me ocultes tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio. No me abandones, no me dejes, Dios de mi salvación. Si mi padre y mi madre me abandonan, Yahvé me acogerá. Señálame, Yahvé, tu camino, guíame por senda llana, pues tengo enemigos. No me entregues al ardor de mis rivales, pues se alzan contra mí testigos falsos, testigos violentos además. Creo que gozaré de la bondad de Yahvé en el país de la vida. Espera en Yahvé, sé fuerte, ten ánimo, espera en Yahvé.
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Fuente: Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (https://ocarm.org/es/)