Basílica de Nuestra Señora del Carmen Coronada – Al servicio de la Iglesia, la fe y la cultura – Jerez de la Frontera

Domingo, 18 Febrero 2024

I Domingo de Cuaresma
Vencida la tentación con la fuerza del Espíritu
Jesús comienza el anuncio de la Buena Nueva del Reino
Marcos, 1,12-15

1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección. Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

2. Lectura

a) Una clave de lectura:

El texto de la liturgia de este domingo nos presenta el comienzo de la vida pública de Jesús: los cuarenta días en el desierto, las tentaciones de Satanás, la prisión de Juan Bautista, el inicio del anuncio de la Buena Nueva de Dios y un breve resumen en cuatro puntos de lo que Jesús anunciaba al pueblo de su tierra. Durante la lectura pongamos atención a estos dos puntos: ¿Qué anuncia Jesús al pueblo? ¿Qué nos pide Jesús a todos?

b) División del texto para ayudar a su lectura:

Marcos 1, 12-13: La buena noticia es sellada y probada en el desierto.

Marcos 1,14: Jesús comienza el anuncio de la buena nueva de Dios

Marcos 1, 15: El resumen de la buena noticia de Dios

c) El texto:

¹²A continuación, el Espíritu le empuja al desierto, ¹³y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían. ¹⁴Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: ¹⁵«El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.»

3. Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

4. Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

a) ¿Qué punto del texto os ha gustado más o qué os ha impresionado más?

b) Cuarenta días en el desierto y, al final, las tentaciones. ¿Cuál es el significado de esta información para la comunidad del tiempo de Marcos? ¿Cuál es el significado para nosotros hoy?

c) ¿Fue la prisión de Juan Bautista lo que motivó a Jesús a regresar a Galilea y comenzar el anuncio de la Buena Nueva de Dios? ¿Cuál es el significado de esta información para la comunidad del tiempo de Marcos? ¿Y cuál es el significado para nosotros hoy?

d) ¿Qué mensaje nos da todo esto hoy?

5. Una clave de lectura

para aquéllos que quieran profundizar más en el tema.

a) El contexto en el cual aparece el texto en el Evangelio de Marcos:

• La Buena Nueva de Dios, preparada a través de la historia (Mc 1, 1-8), fue proclamada solemnemente por el Padre en el momento del Bautismo de Jesús (Mc 1, 9-11). Ahora aquí, en nuestro texto, viene probada en el desierto (Mc 1. 12-13) y, de pronto, aparece el resultado de la larga preparación. Jesús anuncia la Buena Nueva públicamente al pueblo (Mc 1,14-15).
• En los años setenta, época en la escribe Marcos, los cristianos, leyendo esta descripción del comienzo de la Buena Nueva, miraban en el espejo de la propia vida. Desierto, tentación, prisión no faltaban. Eran el pan de cada día. Y sin embargo, como Jesús, trataban de anunciar la Buena Nueva de Dios.

b) Comentario:

• Marcos 1, 12-13: La Buena Nueva es atestiguada y probada en el desierto Después del Bautismo, el Espíritu de Dios toma posesión de Jesús y lo transporta al desierto, donde se prepara para la misión. (Mc 1, 12s). Marcos dice que Jesús estuvo en el desierto por espacio de cuarenta días y que fue tentado por Satanás. En Mateo 4, 1-11, se lee más explícitamente la tentación: tentación del pan, tentación del prestigio, tentación del poder. Fueron las tres tentaciones que encontró el pueblo israelita en el desierto, después de la salida de Egipto (Dt 8,3-; 6,13.16). Tentación es todo aquello que nos aleja del camino de Dios. La Carta a los Hebreos dice: «Jesús fue tentado en todo como nosotros, excepto en el pecado» (Heb 4, 15). Orientándose por la Palabra de Dios, Jesús afrontaba las tentaciones (Mt 4, 4.7.10). Metido en medio del pueblo y unido al Padre con la oración, fiel a entrambos, El resistió, y continuó en el camino del Mesías-Servidor, el camino del servicio a Dios y al pueblo (Mt 20,28).
• Marcos 1, 14: Jesús comienza el anuncio de la Buena Nueva. Mientras Jesús se preparaba en el desierto, Juan Bautista fue arrestado por Herodes. Dice el texto: Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios. La prisión de Juan Bautista no asustó a Jesús: más bien al contrario. La experiencia del Bautismo le había abierto los ojos. El vio en el arresto de Juan la señal de la llegada del Reino. El encarcelamiento de Juan estaba ligado a la política del país. También hoy los hechos de la política influyen en el anuncio que nosotros hacemos de la Buena Nueva al pueblo. Marcos dice que Jesús proclamaba el Evangelio de Dios. Jesús nos hace saber que Dios es una Buena Noticia para la vida humana. Dice San Agustín: «Nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti». El anuncio de Jesús respondía a las ansias más profundas del corazón humano.
• Marcos 1, 15: El resumen de la Buena Noticia de Dios El anuncio de la Buena Noticia de Dios tiene cuatro puntos: i) La espera ha terminado. ii) El Reino de Dios ha llegado. iii) Cambiar la vida. iv) Creer a la Buena Noticia. i) ¡La espera ha terminado!: Para algunos judíos el tiempo para la llegada del Reino todavía no había terminado. Para los fariseos, por ejemplo, el reino llegaría cuando la observancia de la ley fuese ya perfecta. Para los esenios, cuando el país estuviera purificado. Para los herodianos cuando ellos hubieran poseído el dominio del mundo. Jesús piensa de forma diversa. Él tiene una manera distinta de leer los hechos. Dice que la espera ha terminado. ii) ¡El Reino de Dios ha llegado! Para los fariseos y los esenios, la llegada del reino dependía del propio esfuerzo de cada uno. Sólo llegaría cuando hubiesen realizado su parte, esto es, observar toda la ley, purificar todo el país. Jesús dice lo contrario: «El Reino de Dios ha llegado». Ya estaba allí, entre ellos. Independientemente del esfuerzo hecho. Cuando Jesús dice «El Reino ha llegado», no quiere decir que está por llegar solamente en aquel momento, sino que él ya está allí. Lo que todos esperaban estaba ya presente, en medio del pueblo, y ellos no lo sabían y menos aún lo percibían. (cfr Lc 17,21). Jesús lo percibió porque leía la realidad con otra mirada. Es esta presencia escondida del Reino en medio del pueblo, la que Jesús revela y anuncia a los pobres de su pueblo. Es esta semilla del reino la que recibirá la lluvia de su Palabra y el calor de su Amor. iii) ¡Cambiar la vida! Algunos traducen: «haced penitencia»; otros: «convertíos» o «arrepentíos». El sentido exacto es cambiar el modo de pensar y de vivir. Para poder percibir esta presencia del Reino la persona debe comenzar a pensar, vivir y actuar de un modo diferente. Debe cambiar la vida y encontrar otro modo de convivencia. Debe dejar aparte el legalismo de la enseñanza de los fariseos y dejar que la nueva experiencia de Dios invada su vida y le dé ojos nuevos para leer y entender los hechos. iv) ¡Creed la Buena Nueva! No es fácil aceptar el mensaje. No es fácil comenzar a pensar de un modo diferente del que se ha aprendido desde pequeño. Esto es posible a través de un acto de fe. Cuando uno llega con una noticia inesperada, difícil de aceptar, se acepta sólo si la persona que la anuncia es digna de crédito. Y así dirá a los otros: «¡Se puede aceptar! Yo conozco la persona, ella no engaña. Es de confianza, habla con verdad». ¡ Jesús es digno de confianza!

c) Ampliando las informaciones:

El comienzo de la predicación de la Buena Nueva de Dios hecha por Jesús en Galilea:

La prisión de Juan hace regresar a Jesús y hace que comience el anuncio de la Buena Nueva. Fue un comienzo explosivo y creativo. Jesús recorre la Galilea entera: aldeas, pueblos, ciudades (Mc 1, 39). Visita las comunidades. Cambia incluso de residencia y va a habitar a Cafarnaún (Mc 1, 21; 2,1), ciudad que se encuentra en la encrucijada de caminos, lo que facilitaba la divulgación del mensaje. Casi no se para, se mueve siempre. Los discípulos ellos y ellas, van con Él, de todas partes. A lo largo de las playas, por los caminos, a la montaña, en el desierto, sobre la barca, en las sinagogas, en las casas. Con mucho entusiasmo.

Jesús ayuda al pueblo, ofreciendo diversas clases de servicio: arroja muchos espíritus (Mc 1, 39), cura a los enfermos y afligidos (Mc 1, 34), purifica a los marginados por la ley de la pureza (Mc 1, 40-45), acoge a los marginados y los trata con familiaridad (Mc 2, 15). Anuncia, llama, convoca, atrae, consuela, ayuda. Es una pasión que se revela.

Pasión por el Padre y por el pueblo pobre y abandonado de su tierra. Donde encuentra gente que lo escucha, habla y transmite la Buena Noticia de Dios. Por cualquier parte.

En Jesús, todo es revelado de lo que lo anima por dentro. No sólo anuncia la Buena Noticia del Reino. El mismo es una figura, un testimonio del Reino. En él aparece lo que sucede cuando una persona humana deja que Dios reine, que tome posesión de su vida. Con su modo de vivir y obrar, Jesús revela lo que Dios tenía in mente cuando llamó al pueblo en el tiempo de Abrahán y de Moisés. Jesús disuelve una nostalgia y la convierte en esperanza. De repente aparece claro para el pueblo: «¡Esto era lo que Dios quería, cuando nos llamó a ser su pueblo!» El pueblo gozaba oyendo a Jesús.

Este fue el comienzo del anuncio de la Buena Noticia del Reino que se divulgaba rápidamente por las aldeas de Galilea. Comenzó como una pequeña semilla, pero siguió creciendo hasta convertirse en un gran árbol, donde el pueblo podía encontrar descanso (Mc 4, 31-32). El mismo pueblo se convertía en divulgador de la noticia.

El pueblo de la Galilea quedaba impresionado por la manera que Jesús tenía de enseñar: «Una doctrina nueva enseñada con autoridad, no como los escribas» (Mc 1, 22.27) . Enseñar era lo que más hacía Jesús (Mc 2, 13; 4,1-2; 6,34). Era su costumbre (Mc 10, 1). Más de quince veces el Evangelio de Marcos dice que Jesús enseñaba. Pero Marcos casi nunca dice qué enseñaba Jesús. ¿Quizás no interesaba el contenido? Depende de lo que entendamos por contenido. Enseñar no es sólo cuestión de enseñar verdades al pueblo. El contenido que Jesús daba se transparentaba no sólo en sus palabras, sino en sus gestos y en el modo de relacionarse con las personas. El contenido nunca está desligado de la persona que lo comunica. Jesús era una persona acogedora (Mc 56, 34). Quería bien al pueblo. La bondad y el amor que envolvía sus palabras hacen parte del contenido. Contenido bueno sin bondad es como leche derramada.

Marcos define el contenido de la enseñanza de Jesús como «Buena Noticia de Dios» (Mc 1, 14). La Buena Noticia que Jesús proclama viene de Dios. Hace ver la experiencia que Jesús mismo tiene de Dios como Padre. Revelar a Dios como Padre es la fuente, el contenido y el destino de la Buena Noticia de Jesús.

6. Salmo 25 (24)

El Dios de Jesús nos llama a la conversión

A ti, Yahvé, dirijo mi anhelo. A ti, Dios mío. En ti confío, ¡no quede defraudado, ni triunfen de mí mis enemigos! El que espera en ti no queda defraudado, queda defraudado el que traiciona sin motivo.

Muéstrame tus caminos, Yahvé, enséñame tus sendas. Guíame fielmente, enséñame, pues tú eres el Dios que me salva. En ti espero todo el día, por tu bondad, Yahvé. Acuérdate, Yahvé, de tu ternura y de tu amor, que son eternos. De mis faltas juveniles no te acuerdes, acuérdate de mí según tu amor.

Bueno y recto es Yahvé: muestra a los pecadores el camino, conduce rectamente a los humildes y a los pobres enseña su sendero.

Amor y verdad son las sendas de Yahvé para quien guarda su alianza y sus preceptos. Haz gala de tu nombre, Yahvé, y perdona mi culpa, que es grande.

Cuando un hombre respeta a Yahvé, él le indica el camino a seguir; vivirá colmado de dicha, su estirpe poseerá la tierra.

Yahvé se confía a sus adeptos, los va instruyendo con su alianza. Mis ojos están fijos en Yahvé, que sacará mis pies de la trampa.

Vuélvete a mí, tenme piedad, me siento solo y desdichado. La angustia crece en mi corazón, hazme salir de mis tormentos.

Mira mi aflicción y mi penar, perdona todos mis pecados. Mira cuántos son mis enemigos, la violencia del odio que me tienen.

Guarda mi vida, ponme a salvo, no me avergüence por confiar en ti. Integridad y rectitud me ampararán, porque espero en ti, Yahvé. Redime, Dios, a Israel de todas sus angustias.

7. Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

Fuente: Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (https://ocarm.org/es/)