San Marcos, evangelista, fiesta
1) Oración inicial
Danos, Señor, una plena vivencia del misterio pascual, para que la alegría que experimentamos en estas fiestas sea siempre nuestra fuerza y nuestra salvación. Por nuestro Señor.
2) Lectura del santo Evangelio según Marcos 16,15-20
Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estos son los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.» Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con los signos que la acompañaban.
3) Reflexión
El Evangelio de hoy forma parte del apéndice del Evangelio de Marcos (Mc 16,9-20) que presenta una lista de algunas apariciones de Jesús: a la Magdalena (Mc 16,9-11), los dos discípulos que iban por el campo (Mc 16,12-13) y a los doce apóstoles (Mc 16,14-18). Esta última aparición con la descripción de la ascensión al cielo (Mc 16,19-20) constituye el evangelio de hoy.
– expulsar demonios: es luchar en contra del poder del mal que mata la vida. La vida de muchas personas es mejor por haber entrado en comunidad y por haber empezado a vivir la Buena Nueva de la presencia de Dios en su vida;
– hablar lenguas nuevas: es comenzar a comunicarse con los demás de forma nueva. A veces encontramos a una persona que no hemos visto nunca, pero parece que la conocemos desde hace mucho tiempo. Es porque hablamos la misma lengua, el lenguaje del amor;
– vencer el veneno: hay muchas cosas que envenenan la convivencia. Muchos chismes que causa estragos en la relación entre la gente. Quien vive la presencia de Dios vive por encima de todo esto y consigue que este veneno terrible no le moleste;
– curar a los enfermos: doquiera que aparece una conciencia más clara y viva de la presencia de Dios, aparece también un cuidado especial con las personas excluidas y marginadas, sobre todo hacia los enfermos. Aquello que más favorece la curación es que la persona se siente acogida y amada.
4) Para la reflexión personal
5) Oración final
Cantaré por siempre el amor de Yahvé, anunciaré tu lealtad de edad en edad. Dije: «Firme está por siempre el amor, en ellos cimentada tu lealtad.» (Sal 89,1-2)
Fuente: Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (https://ocarm.org/es/)