Tiempo de Cuaresma
1) Oración inicial
Señor Dios nuestro, a muchos de nosotros nunca nos ha ido tan bien, y por eso nos hemos vuelto engreídos y satisfechos de nosotros mismos, felices en nuestro pequeño mundo. Dios, que nuestros oídos permanezcan abiertos a Tu palabra y nuestros corazones a Ti y a nuestros hermanos y hermanas. No permitas que nos olvidemos de Ti, ni que pongamos nuestra confianza en nosotros mismos. Haz que estemos impacientes por Ti, por Jesucristo nuestro Señor.
2) Lectura del santo Evangelio según Lucas 16,19-31
Jesús dijo a los fariseos: «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino fino y cenaba suntuosamente cada día. Y a su puerta estaba tendido un pobre llamado Lázaro, cubierto de llagas, que hubiera comido de buena gana las sobras que caían de la mesa del rico. Hasta los perros venían a lamerle las llagas. Cuando el pobre murió, fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. El rico también murió y fue sepultado, y desde los infiernos, donde estaba atormentado, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro a su lado. Y exclamó: ‘Padre Abraham, ten compasión de mí. Envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, pues estoy sufriendo tormento en estas llamas’. Abraham le respondió: ‘Hijo mío, recuerda que tú recibiste lo bueno durante tu vida, mientras que Lázaro también recibió lo malo; pero ahora él es consolado aquí, mientras que tú eres atormentado. Además, entre nosotros y vosotros se ha establecido un gran abismo para impedir el paso a quien quiera ir de nuestro lado al vuestro o del vuestro al nuestro.’ Dijo: ‘Entonces te ruego, Padre, que lo envíes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos, para que les advierta, no sea que ellos también vengan a este lugar de tormento.’ Pero Abraham replicó: ‘Tienen a Moisés y a los profetas. Que los escuchen’. Dijo: ‘Oh, no, padre Abrahán, pero si alguien de entre los muertos va a ellos, se arrepentirán.’ Entonces Abraham dijo: ‘Si no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán si alguien se levantara de entre los muertos'».
3) Reflexión
Cada vez que Jesús tiene algo importante que comunicar, crea una historia y cuenta una parábola. De este modo, a través de la reflexión sobre una realidad invisible, lleva a los que le escuchan a descubrir la llamada invisible de Dios, que está presente en la vida. Una parábola pretende hacernos pensar y reflexionar. Por eso, es importante prestar atención incluso a los detalles más pequeños. En la parábola del Evangelio de hoy hay tres personas: el pobre Lázaro, el rico anónimo y el Padre Abraham. En la parábola, Abraham representa el pensamiento de Dios. El rico anónimo representa la ideología dominante de la época. Lázaro representa el grito silencioso de los pobres en tiempos de Jesús y en todos los tiempos.
Pero ya es demasiado tarde. El rico anónimo es piadoso, porque reconoce a Abraham y le llama Padre. Abraham responde y le llama hijo. En realidad, esta palabra de Abraham se dirige a todos los ricos que están vivos. En la medida en que están vivos, tienen la posibilidad de convertirse en hijos e hijas de Abraham si saben abrir la puerta a Lázaro, el pobre, el único que en nombre de Dios puede ayudarles. La salvación para el rico no consiste en que Lázaro le dé una gota de agua fresca para refrescar su lengua, sino en que él, el rico, abra la puerta cerrada al pobre para llenar el gran abismo que existe.
4) Para la reflexión personal
5) Oración final
Dichoso el que rechaza el consejo de los malvados y no se detiene en la senda que pisan los pecadores, ni se sienta en compañía de los cínicos, sino que se deleita en la ley de Yahvé y medita en su ley de día y de noche. (Sal 1, 1-2)
Fuente: Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (https://ocarm.org/es/)