Oración inicial
Escucha, Señor, nuestra oración y concédenos que así como celebramos en la fe la gloriosa resurrección de Jesucristo, así también, cuando él vuelva con todos sus santos, podamos alegrarnos con su victoria. Por nuestro Señor.
Lectura
Del Evangelio según Juan 16, 12-15
Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os explicará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo explicará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo explicará a vosotros.
Reflexión
En estas semanas del tiempo pascual, los evangelios diarios están sacados, casi todos, de los capítulos de 12 a 17 de Juan. Esto revela algo respecto del origen y del destino de estos capítulos. Reflejan no sólo lo que acontece antes de la pasión y de la muerte de Jesús, pero también y sobre todo la vivencia de la fe de las primeras comunidades después de la resurrección. Reflejan la fe pascual que las animaba.
La acción del Espíritu Santo en el Evangelio de Juan. Juan usa muchas imágenes y símbolos para significar la acción del Espíritu. Como en la creación (Gen 1, 1), así el Espíritu desciende sobre Jesús “como una paloma venida del cielo” (Jn 1, 32). ¡Es el comienzo de una nueva creación! Jesús habla las palabras de Dios y nos comunica el Espíritu sin medida (Jn 3, 34). Sus palabras son Espíritu y Vida (Jn 6, 63). Cuando Jesús se despidió, dijo que iba a enviar a otro consolador, a otro defensor, para que se quede con nosotros. Es el Espíritu Santo (Jn 14, 16-17). A través da su pasión, muerte y resurrección, Jesús conquistó el don del Espíritu para nosotros, a través del bautismo, todos nosotros recibimos este mismo Espíritu de Jesús (Jn 1, 33). Cuando apareció a los apóstolos, sopló sobre ellos y dijo: “¡Recibid el Espíritu Santo!” (Jn 20, 22). El Espíritu es como agua que brota de dentro de las personas que creen en Jesús (Jn 7, 37-39; 4, 14). El primer efecto de la acción del Espíritu en nosotros es la reconciliación: “A quienes vosotros perdonaréis los pecados serán perdonados; y a quienes no liberéis de sus pecados, quedarán atados” (Jn 20, 23). El Espíritu que Jesús nos comunica tiene acción múltipla: consuela y defiende (Jn 14, 16), comunica la verdad (Jn 14, 17; 16, 13); hace recordar lo que Jesús enseñó (Jn 14, 26); dará testimonio de Jesús (Jn 15, 26); manifiesta la gloria de Jesús (Jn 16, 14); desenmascara el mundo (Jn 16, 8). El Espíritu nos es dado para que podamos entender el significado pleno de las palabras de Jesús (Jn 14, 26; 16, 12-13). Animados por el Espíritu de Jesús podemos adorar a Dios en cualquier lugar (Jn 4, 23-24). Aquí se realiza la libertad de Espíritu de la que habla San Pablo: “Donde hay el Espíritu del Señor, ahí hay libertad”, (2 Cor 3, 17).
Para la reflexión personal
Oración final
Sólo su nombre es sublime, su majestad sobre el cielo y la tierra. Él realza el vigor de su pueblo, orgullo de todos sus fieles. (Sal 148, 13-14)
Fuente: Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (https://ocarm.org/es/)