Dedicado a la administración de la Revista “Escapulario del Carmen” (1950-2009)
En la primavera del año 1933, el cuatro de abril, en el municipio de Ahillones (Badajoz) nace el último hijo del matrimonio José Montero y Gertrudis Izquierdo, trabajadores del campo.
La familia Montero-Izquierdo, goza de una merecida reputación de familia cristiana, en este ambiente de piedad se ven favorecidas con dos vocaciones a la vida religiosa: Gertrudis y Valeriano, que, después al profesar tomaría el nombre de Angel en honor del santo mártir Carmelita San Angel de Sicilia.
Con la edad de trece años. Allá por el año de 1947, llegaba al convento de Hinojosa del Duque (Córdoba), casi niño de cara sonriente y feliz llegaba al seminario, todo lleno de ilusión diciendo que quería ser religioso carmelita. Pasado la formación inicial lo destinaron al Convento de Jerez de la Frontera (Cádiz).
El hogar de Fray Ángel, como el de muchos hogares de la mitad del siglo pasado vivían una fe digna, testimonial, autentica, llena de sencillez y de alegría en el que sí florecían las vocaciones a la Vida Consagrada.
Desde su llegada a Jerez comenzó trabajando al lado de Fray José Leal, en los talleres donde se confeccionaba nuestra revista. No podía tener mejor maestro, no solo en su confección de la revista, sino en la vida religiosa especialmente en su amor a la Eucaristía y el amor a Nuestra Madre del Carmen. A la muerte de Fr. José Leal asumió la administración de la revista hasta el final de sus días.
Con un maestro tan extraordinario y santo, salió un religioso fervoroso y dinámico que pronto supo llevar con maestría los trabajos del taller: diseño, escritura, fotos, noticias… y las salidas a los pueblos de Andalucía para ir recorriendo casa por casa, para cobrar a los subscriptores. Se trataba de un compromiso con la Provincia Carmelita de la Bética, realizado con esmerada y profunda entrega. Siempre con cara bondadosa que respiraba amor y alegría, uniéndose así con entusiasmo al apostolado escrito de los carmelitas. En todos los sitios por donde pasaba iba dejando un agradable sabor de ternura y alegría, de fe cristiana y amor a la Santísima Virgen del Carmen.
Su trabajo se ha visto coronado con la cantidad de corresponsales y suscripciones que el supo mantener con constancia y dedicación.
Amigos del Carmelo que lo tratasteis tantas veces, cada vez que al venir a la casa os tropezabais con su afable presencia: siempre risueño y acogedor…era el amor que nos unía a Fray Ángel por la fluidez de comunicación que reflejaba.
Porque él no sólo creyó y vivió en el amor de Dios, sino que dio razón de la esperanza de la gloria, con su familiar y amorosa devoción a Ntra. Santísima Madre la Virgen del Carmen, la Madre y Patrona nuestra, a la que veneraba cuando vestía su imagen en sus fiestas, cuando le cantaba gozoso con un fervor especial y miraba con amor.
Suele suceder que estamos entre almas elegidas especiales, en realidad entre santos y no nos damos cuenta. Y haciendo una breve reseña de Fray Ángel, de feliz memoria, podemos decir con toda garantía y veracidad: Que su vida fue realmente ejemplar en la piedad y la sencillez, en el espíritu de trabajo y en el servicio a los demás, siempre con semblante sereno y risueño, afable y bondadoso.
No es fácil mostrar una fisionomía constante y sin alteración en el carácter y su modo de ser si no es porque como religioso justo fue, un hombre de fe viva demostrada por su piedad y sus buenas obras.
Su oración, su actitud ferviente en la liturgia, sobre todo, cantada, y las misas oídas; devotamente fueron su mayor consuelo y esperanza, por su corroborada piedad.
(Publicado en la Revista Escapulario del Carmen del mes de febrero de 2010)
Fr. José Donaire González. O. Carm.